ES MERA PERMANENCIA VOLUNTARIA

By Anónimo
Era después de las 3 de la tarde, de seguro. La cantidad de dinero de la fotografía no concuerda con la billetera al día siguiente, lo que indica que el encuentro con el chico de Greenpeace que vende ácidos no sucedía aún.

Fue uno de esos sábados por la tarde en que el nublado de la Ciudad de México había desaparecido temprano por la mañana, pero el color sombreado continuaba gracias a las densas cantidades de smog en el cielo. Después de 5 días de saborear ce-o-dos en la calle, la vida se siente lo suficientemente valiente como para ahorcarte lentamente con la soga de su divina tristeza. El siguiente paso: reloj despertador creativo autoinducido o metamorfosis a momia embalsamada con traje y corbata.